¿Cómo dejar de tener nervios en los partidos?
Un problema muy frecuente...
Los nervios, el miedo, la ansiedad… Es el tema sobre el que más se habla (con diferencia) relacionado con el área psicológica en el baloncesto. De hecho, es la principal razón por la que me interesé por estudiar la carrera de psicología. No estar nervioso y jugar con confianza es el objetivo principal de todo jugador y jugadora. Este es el tema que también veo con más frecuencia cuando se dan consejos “para mejorar tu mentalidad”, y además, “parece” que los nervios y la confianza, se relacionan mucho entre sí (aunque la mayoría de veces se hace de forma incorrecta… Pero ya hablaremos más adelante de esto).
A todo el mundo (jugadores, entrenadores, directivos, familiares…) nos interesa la respuesta a esta pregunta: ¿Qué hacer para que los nervios no afecten al rendimiento? O mejor aún: ¿Qué hacer para que no APAREZCAN?
Estoy cansado de ver consejos, reflexiones, lecciones, ejemplos… Muy poco efectivos, y que pueden hasta emporar la situación (a pesar de tener buenas intenciones). Todos parecen ir en la línea de: “no deberías estar nervioso porque…”
“Has entrenado muchas horas”.
“No eres profesional y tu vida no depende de esto”.
“Debes tener la Mentalidad Mamba”.
“El éxito está al otro lado del miedo”.
¿Por qué no funcionan estos consejos?
Principalmente, porque no es tan fácil engañarnos a nosotros mismos. Este tipo de control emocional se crea mientras estamos creciendo, y depende del contexto cultural en el que vivimos de “buscar la felicidad / sentirnos bien / estar siempre al 100%”. Por ejemplo, seguramente cada vez que dices que estas nervioso o alguien te lo nota, puede que te diga algo como: «no estés así, venga cálmate, que no es para tanto…» De hecho, en el baloncesto encontramos el mensaje de que ser un jugador duro mentalmente es crucial para llegar a la élite.
La realidad, es que tenemos mucho menos control de lo que creemos sobre nuestra ansiedad en los partidos (Hegarty y Huelsmann, 2020). También hay que considerar con qué significado estamos utilizando el término de “control”. Si con control emocional nos referimos a “reducir el nivel de activación” (esto podría considerarse más bien como gestión) o si es “evitar o suprimir la ansiedad” (no funciona y empeora la situación).
Varios jugadores me han dicho en sesión: “para quitarme los nervios, intento pensar en todos los motivos por los que tengo que estar tranquilo y confiado pero… No sé por qué no me funciona”.
Razonar para dejar de sentir algo (o para evitarlo) suele ser una mala idea (sobre todo en medio de un partido). Primero, porque no suele haber tiempo suficiente para hacerlo bien (imagínate antes de un tiro libre) y segundo, porque seguramente solo conseguirás distraerte con tus propios pensamientos.
Estos intentos de control suelen ser ineficaces y, lo peor, es que suelen EMPEORAR la situación.
Otro consejo habitual es «juega como si estuvieras en la cancha de tu barrio o jugando con tus amigos». El problema no es que sea literalmente imposible, sino que la situación contextual y los estímulos son muy diferentes. Por desgracia o por suerte, no existe una varita mágica para «tener el estado psicológico ideal», por lo que si algún consejo parece o pretende conseguir eso… Probablemente no funcione.
La importancia de definir bien los conceptos
Es fácil confundir las emociones entre sí. Tríada emocional (esquema).